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Lo femenino y lo masculino

Lo femenino y lo masculino son dos energías que están presentes, rigen y mueven el universo. Lo encontramos en su forma opuesta: el día y la noche, el sol y la luna, el llanto y la risa, la vida y la muerte, el amor y el odio.


Se piensa que los hombres por ser hombres tienen más de la energía masculina y las mujeres, de la femenina. Sin embargo, ambas energías van más allá del género con el que te sientas identificado o identificada.


Los seres humanos nos balanceamos entre ambas energías. Es bueno que este balance se encuentre en un equilibrio y no en un péndulo, porque a veces vamos a un extremo y a veces a otro.


Pero, ¿qué es lo masculino y qué es lo femenino?


Lo masculino es la acción, es la estructura analítica, es el pensamiento, es el conocimiento, ahí está el sol y la protección. Todo aquello que está relacionado con la estructura se encuentra en la polaridad masculina. Mientras que, lo femenino es la emoción, la intuición, la visión. Es una energía que nutre y que nos ayuda a integrar.


Cuando estamos solo en la energía masculina (como en el análisis, la estructura, el pensamiento), estamos en nuestra cabeza. Nos olvidamos de sentir, pero también nos volvemos muy duras; es decir, nos cuesta solidarizarnos con otras personas y su situación, solo te fijas en ti, te centras en una energía muy “yoísta”.


Cuando estamos más en la energía femenina (sentimiento, emoción, presentimiento) quiere decir que nos ubicamos más en la parte del pecho y corazón, pero no accionamos. Es decir, podemos tener la idea, la visión y las ganas con respecto a cierto proyecto o emprendimiento, pero no lo realizamos, porque todo se queda en la intención sin acción.




No se trata de estar en una sola polaridad o en la otra, sino de estar en el centro, donde aparentemente no pasa nada y al mismo tiempo pasa de todo. Necesitamos tener ese balance interno para poder llevarlo hacia lo externo.



¡La sabiduría llega a su plenitud cuando integramos las dos energías!


Con las enseñanzas que realizo, es importante que la mujer se de cuenta de que no tiene que hacer las cosas en automático y que puede hacer uso del poder inmenso que tiene. Por ello, es esencial que haya un equilibrio entre la polaridad femenina y la masculina.


Las mujeres tuvieron que desarrollar la energía masculina para poder tener el lugar que hoy disfrutamos en el mundo, aun cuando, se sabe que todavía nos falta mucho por desarrollar, lugares por escalar, el reconocimiento y la validación que todas las mujeres debemos tener.


Hasta hace un tiempo atrás, la mujer no era validada, por lo que se tuvo que “poner los pantalones” para conseguir aquello que quería en su vida. Ejemplos como disfrazarse o cambiar sus nombres por uno de hombre para conseguir un trabajo son pruebas de que las mujeres han tomado la polaridad masculina como suya.



Tengo una frase: “las mujeres nos pusimos los pantalones y se nos olvidó honrar la falda”. Es una metáfora que hace referencia a que como mujeres nos hemos vuelto muy estructuradas, analíticas; es decir, estamos muy orientadas en el hacer y se nos olvida el ser.


Se nos olvida de prestarle atención al regalo que tenemos llamado intuición. La intuición es estar segura de, sin tener pruebas de. En algunos casos, la decisión que tome, que sienta mi cuerpo bien, entonces esa es por la que voy. Difícilmente te puedes equivocar si integras el pensamiento y el sentimiento, la integración de ambas polaridades.


Uno de los ejercicios que sugiero es preguntarse ¿cuánto tiempo estás en lo masculino? ¿Cuánto tiempo te la pasas pensando, analizando, planificando? Cuando estamos todo el tiempo en automático, pueden suceder muchas cosas en nuestras vidas para que les prestemos atención y profundicemos en ello. Puede ser una enfermedad, problemas en el trabajo o aquello que quieres, pero no lo culminas. Son estos momentos cuando tenemos que buscar ese balance.


Cuando te tomas un tiempo para ti, cierras tus ojos y respiras profundo, centras toda tu atención a tus sentimientos y emociones, pero también estás involucrando el pensamiento, porque de manera consciente, el pensamiento empieza a darle una revisión a tu cuerpo para saber lo que estás sintiendo.


La vida nos lleva a que tengamos un balance entre lo que pensamos y sentimos, sin dejarnos llevar por uno o por otro. Por ejemplo, una de mis clases “soluciones sistémicas, empresas con alma” se refiere a lo esencial que es que una empresaria o emprendedora siente aquel proyecto que quiera llevar a cabo. En otras palabras, los proyectos tienen alma y te hablan, entonces nos permite tener ese balance.


En las relaciones de pareja, también se busca el balance. Cuando la mujer ha desarrollado más su energía masculina al igual que la pareja, terminan siendo dos hombres en la relación energéticamente. Entonces, cuando hay dos polaridades femeninas o masculinas, la relación no funciona, porque no hay un balance. Es aquí cuando a veces, sin darnos cuenta, abrimos un espacio para una tercera energía como la infidelidad, el trabajo, etc.


¿Qué puedes hacer si tienes mucho de lo femenino? que piensa y no acciona. Se trata de empujarte a ello, a las actividades físicas. Sigue a alguna persona que admires por sus logros, porque puedes ser inspirada. Define aquello que quieres hacer. Te puedes dar cuenta de que puedes hacer pequeños cambios.


Cuando te das cuenta que tu vida está en equilibrio, tu vida cambia. Te invito a que mires tu vida como si tu vida fuera una película y tú fueses la gran espectadora. Presta atención a los cambios que quieres hacer. Presta atención a las emociones, estas te van a llevar a tener un gran descubrimiento de ti misma.

Te empiezas a dar cuenta de que la asertividad está dirigiendo tu vida. Te vuelves una persona más asertiva, porque no andas todo el tiempo haciendo, ni todo el tiempo sintiendo. Cuando tu pensamiento se encuentra con tu sentimiento, le dan fuerza a tu voz.


Hoy está iniciando la primavera. En realidad, las energías de la naturaleza como la primavera y el otoño, permite que el día y la noche tengan la misma duración de horas. Son los dos equinoccios del año. Son dos oportunidades que están para ti. El universo te las regala para que busques el balance interno, en lo que haces, lo que sientes y lo que piensas.




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