En la danza del amor, dos almas se unen en un ritmo armonioso, creciendo y floreciendo juntas. Pero, ¿qué sucede cuando esa melodía se transforma en una cacofonía de dolor y control? Es ahí donde el amor se convierte en un campo de batalla, en una relación abusiva.
Estas son algunas de las señales que pueden significar una alerta:
● Celos enfermizos: Una sombra verde que te persigue, controlando cada paso, cada mensaje, cada interacción. Te sientes como un pájaro enjaulado, sin libertad para volar.
● Aislamiento social: Te aleja de tus seres queridos, teje una red de telarañas que te aísla y te hace dependiente. Como una marioneta en sus manos, pierdes tu propia identidad.
● Manipulación emocional: Te culpabiliza, te humilla, te hace sentir culpable de sus errores. Te convierte en un títere, bailando al son de sus mentiras y su egoísmo.
● Violencia: No solo física, también verbal y psicológica. Gritos, insultos, amenazas que te hunden en el miedo y la inseguridad. Te sientes como una hoja en el viento, a merced de sus tormentas.
Si te identificas con estas señales, recuerda: no estás sola. Eres una guerrera, una mariposa con alas de fuego que puede romper las cadenas. Busca ayuda profesional, acércate a tu familia y amigos, denuncia la violencia.
Reconstruye tu vida.
Es un camino difícil, pero no imposible. Rodéate de luz, de personas que te levanten y te alienten a ser la mejor versión de ti misma. Recupera tu autoestima, tu alegría, tu libertad.
Renacer a la vida.
Como una flor que brota del asfalto, tú también puedes florecer. Sal de la oscuridad, abrázate a la luz y construye una vida llena de amor sano, respeto y libertad.
Recuerda: Mereces ser feliz, mereces bailar al ritmo de tu propia melodía.
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