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Diosa Atenea - La ejecutiva

Existen muchas leyendas sobre el origen de Atenea. Sin embargo, una de las leyendas mitológicas más conocidas es que es hija de Zeus y Metis. Metis fue la primera consorte de Zeus. Había una profecía de que los hijos que ambos tuvieran se volverían más poderosos que Zeus. Por esta razón, Zeus se comía a sus hijos.


Cuando Zeus se comió a Atenea, le produjo un gran dolor de cabeza. Por ello, recurrió al tío Hefestos, quien era artesano. Le abrió la cabeza con un hacha a Zeus y emergió Atenea, toda hecha una mujer, quien tenía una coraza de oro y lanza.


¿Por qué hablar de Atenea?


Atenea es el arquetipo de la mujer ejecutiva de hoy o la mujer emprendedora. Es una mujer sabia. De hecho, todas las mujeres lo somos. Asimismo, es una estratega, planificadora y muy orientada hacia la razón, la estructura y planificación.


Hoy más que nunca las mujeres han cobrado un protagonismo en diferentes ámbitos, sobre todo, en el laboral. Cada vez más se pierde la timidez y a través de la fuerza, la cual se toma de lo femenino, lograr emprender sus propios proyectos.


A veces estamos tan enfocadas al hacer, a estar haciendo y ejecutando cosas que se nos olvida el sentimiento o lo dejamos de lado. Está bien que las mujeres se orienten hacia el pensamiento, la estructura y la acción. Esta es la parte luminosa de la mujer Atenea.


Sin embargo, cuando estamos mucho tiempo en la polaridad masculina, no se dan cuenta de cómo vas poniendo la fuerza femenina de lado. La fuerza femenina se encuentra en la emoción, el sentimiento, la intuición.


Cuando Atenea está sumergida en su parte estructurada, no se da cuenta de que tiene que integrar la otra polaridad con la que se puede sentir completa y más asertiva. Esta es la parte oscura de Atenea. Es decir, no le presta atención a sus emociones ni a su intuición, porque no le dan fuerza. Por ello, es tan importante esta frase: “Pienso, siento y luego existo”.


La gran sabiduría de la mujer está cuando ella conecta la razón con el sentimiento. Al conectar ambos, puedes expresar tu nombre con fuerza, las ideas que tu quieres. Es decir, le das fuerza a tu voz.


Te invito a que te analices, ¿cuánto tiempo pasas en tu estructura mental? ¿haciendo cosas, planificando o siguiendo rutinas? ¿En qué momento te dedicas solo a sentir?


Permítete dar un momento para saber cómo se siente tu cuerpo. Revisa si tienes tensiones o algún dolor físico. Por último, pon atención a cómo te sientes en un lugar específico.




Este ejercicio no solo tiene que ver con las emociones, sino también con la razón, porque le estamos poniendo nombre a lo que sentimos. Es importante darle un poco de atención a aquello que va más allá de lo que estás pensando, rutinaria y cotidianamente.


Si estas muy enfrascada en la estructura analítica, cuando llegues a algún lugar, piensa cómo te sientes, lo mismo cuando conozcas a alguien o el contacto con otra persona. No importa que no sepas exactamente lo que estás sintiendo. El mundo no verbal es mucho mayor que el mundo verbal. Hay personas que nos agradan al instante, hay otras que no. Hay lugares que nos gustan más que otros. Eso tiene que ver con el mundo invisible que nos rodea.


Una vez que tengas listo el plan de un proyecto, cierra tus ojos y piensa sobre cómo te sientes con ese proyecto ¿te gusta o no te gusta? Hazle caso a tu intuición. Cuando la intuición te habla, ahí está la fuerza de la mujer. Al integrar la intuición, conectas ese mundo invisible con el mundo de la planificación.


No dejes de integrar las dos energías. Una vez que te das cuenta de que estás mucho tiempo en esa zona estructurada y analítica, suelta tu pensamiento y empieza a sentir. Abraza a tus seres queridos, complácete a ti misma, ponle pausa a tu rutina.


Si es necesario hacer cambios, hazlo. La mujer Atenea puede llevar luminosidad a esa parte que ella cree que es su parte más fuerte. Cuando se integran las dos fuerzas, entonces está en equilibrio.


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