La leyenda cuenta que Perséfone fue la única hija de Deméter y Zeus. Un día ella estaba recogiendo flores en el campo, cuando se abrió la tierra y se la tragó. Hades, el dios del inframundo y hermano de Zeus, la había secuestrado, la llevó al mundo de los muertos y abusó de ella repetidamente.
Deméter, madre de Perséfone y la gran Diosa de la Fertilidad y la Cosecha, la buscó por todos lados sin poder encontrarla. En su desesperación por saber de su hija, se olvidó que era una diosa y encontró un trabajo de nodriza. Ella colocaba al bebé que cuidaba cerca del fuego, porque se creía en esa época que haciendo eso, una persona perdía su parte humana y se convertía en un Dios.
Una noche la madre del niño vio como Deméter tenía a su hijo al lado del fuego, se lo reclamó abierta y fuertemente. Fue allí, cuando Deméter recordó la gran diosa que era, lo que había pasado y continúo buscando a su hija Perséfone.
Hécate, la diosa del visible e invisible, se entera de la búsqueda de Deméter y le dice que ella escuchó los gritos de su hija, mientras el dios Hades se la llevaba al inframundo
Deméter, diosa del trigo, al enterarse va a hablar con el todopoderoso Zeus y le dice:
“Tienes que hacer que Hades me devuelva a mi hija
Si no lo haces, no habrá más frutos que ofrendarles a los dioses”
Ante esta amenaza, Zeus le exigió a Hades que la dejara libre, y así fue.
Perséfone quedó libre. Cuando se reencuentra con su madre Deméter, esta le pregunta: ¿Comiste algo mientras estabas en el inframundo?
Ella le responde:
Solo unas semillas de granada
Deméter le responde: Debido a ello, tendrás que pasar un tercio del año en el mundo subterráneo.
El hecho de que Perséfone se vea obligada a bajar al infierno cierto tiempo anualmente, tiene varios significados: algunas autoras han relacionado este tercio del año con el ciclo menstrual de la mujer, porque en esta fase, la mujer se vuelve intolerante y es secuestrada por la menstruación. Es decir, sus emociones están alteradas y no es ella misma.
Otras lo vinculan con el invierno, donde la vida parece detenerse hasta que llegue la renovación y crecimiento que trae la primavera.
En mi opinión, todas nosotras hemos vivido o tenido conflictos personales,, bien sea de pareja, familia, hijos, laborales y/o profesionales que nos han hecho sentir una o varias veces esa sensación de que nada crece, nada funciona, que las cosas parecen imposibles. Demos gracias a que eso no sucede anualmente, pero pasa y forma parte de la vida.
Perséfone nos habla del arquetipo femenino que nos muestra a la mujer cuando se victimiza y/o se muestra desde una inocencia ciega.
Todos los arquetipos tienen un lado oscuro y otro luminoso y Perséfone no se escapa de ello. Las mujeres tenemos una parte inocente, una pureza donde nuestra vulnerabilidad se asoma a todo lo que da cuando creemos lo que queremos creer.
Sucede cuando hemos puesto toda nuestra fe en una pareja, para luego ser traicionadas; o creer en una amiga/amigo para luego darnos cuenta que no era la persona que pensábamos.
Perséfone se muestra también cuando somos tercas, no prestamos oídos a sugerencias o consejos, porque creemos que tenemos la razón. Es aquella que toma decisiones sin pensarlas, sin analizarlas y mucho menos sin sentir ni escuchar su intuición. Las toma desde su inconsciente para luego quejarse de sus equivocaciones. Además, es la mujer que luego se victimiza, no asume su poder, la culpa siempre será de otros y podría llegar a sentir lástima de sí misma.
Este arquetipo es común en las mujeres jóvenes y también en las más adultas.
¿Qué ocurre cuando la Mujer-Perséfone toma conciencia?
Su lado luminoso resplandece en grande. Es la mujer que, manteniendo su inocencia, es asertiva. Ella no se deja corromper por sus equivocaciones, ella toma lo mejor de cada experiencia para ser una mejor mujer. Sin importar lo que haya pasado mantiene su inocencia. Es aquella es una mujer que se tiene a sí misma.
Una vez que la Mujer-Perséfone es consciente de ella, desarrolla valor, valentía y fuerza para lograr lo que desea. Cuando despierta, aprende a saber lo que quiere. Ella no se queda en el victimismo, ella asume su poder para hacer lo que tenga que hacer. Es una mujer aguerrida.
Desarrolla una gran sabiduría, porque aprovecha todo lo que vivió en el inframundo para utilizarlo a su favor. Situaciones como un divorcio, la enfermedad de un ser querido, la muerte de un familiar cercano la pueden secuestrar. ¡Eso es absolutamente válido! El asunto es no quedarse allí asumiendo todo ese poder interno que cada mujer lleva dentro de sí misma.
Para hacer cambios, debe empezar a ver la luz en las experiencias oscuras. Cuando una mujer puede ver su luz, es una mujer que se ilumina con una fuerza interna impresionante. Ella aprende a tenerse a sí misma, porque ya supo lo que es no tener nada y sentirse perdida.
Una vez que la mujer se tiene uniendo razón y corazón, no hay nada ni nadie que pueda detenerla. Te invito a que seas dueña de ti. La vida trae circunstancias que no nos gustan, pero cuando encuentras el sentido de la tuya, se te manifiesta a su plenitud.
Comments